1/21/2010

CRONICA DE SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO EN YAUYOS

Por Alexis Rolando Arévalo Vergara - amantesdelpais.wordpress.com

Del 2 al 10 de enero del presente año, tuve la oportunidad de viajar con un grupo de amigos del Centro Cultural Los Andes a la inhóspita provincia de Yauyos, en la sierra de Lima. Yauyos, es un lugar que para muchos es desconocido, pero quien haya tenido oportunidad de estar en aquella zona no podrá jamás olvidar la sublime belleza del entorno natural. Resulta deslumbrante la geografía de Yauyos, tan cercana pero a la vez tan lejana y diferente de Lima.

El motivo del viaje no era solamente turístico sino que además nos habíamos comprometido a apoyar al Instituto Rural Valle Grande con la siembra y reforestación con eucaliptos en la Comunidad Campesina de Carania, ubicada a unos 3600 msnm. El trabajo fue arduo dada la dificultad de cavar en un cerro pedregoso y de pronunciada pendiente, pero a pesar de las vicisitudes los jóvenes universitarios que estuvimos allí no olvidaremos jamás esa memorable experiencia que nos brindó la oportunidad de conocer una parte de nuestra realidad nacional y de seguir crecer espiritualmente teniendo siempre presentes el respeto, la igualdad y la solidaridad cristiana.

A mi regreso a Lima quede imbuido en el descubrimiento de más datos acerca de esta provincia limeña. Fue así que logré ubicar una carta interesantísima de Santo Toribio de Mogrovejo, Arzobispo de Lima (1579-1606), dirigida a S.M. Felipe II, Rey de España y de las Indias, referida a la Visita que hizo el Santo a Yauyos, la carta esta fechada el 18 de abril de 1603, la cual paso a transcribir según el original:

“Aviendo pasado algún tiempo en la ciudad de los Reyes y celebrado synodo diocesano y acudido (…) en prosecución de la Visita de la Prov. de los Yauyos (…) catorce años que no havia ydo a confirmar a aquella gente en razón de tener otras partes remotas a que acudir (…) donde ningún prelado ni visitador ni corregidor jamás avía entrado, por los asperos caminos y ríos que hay y aviendome determinado de entrar (…) en grandes peligros y trabajos y en ocasión que pensé se me quebraba una pierna de una cayda sino fuera Dios servido de que yendose a despeñar una mula en una questa a donde estava un río se atravesara la mula en un palo de una bara de medir de largo (…) de una silla donde me cogió la pierna entre ella y el palo aviendo jaladome la mula asia abajo y socorriéndome mis criados (…) la fuerza para sacar la pierna apartando la mula del palo fue rodando por la questa abajo asia el río y si aquel palo no estuviera allí entiendo se hiciera veynte pedazos la mula y anduve aquella jornada mucho tiempo a pie con la familia y lo di todo por bien empleado por haver llegado aquella tierra y consolado a los indios y confirmándolos y el sacerdote que iba conmigo casándolos y baptizadolos que son cinco /o/ seis pueblos dellos tiene los a su cargo un sacerdote que por tener otra doctrina no puede acudir allí sino es muy de tarde en tarde y a pie por caminos que parece subir a las nubes y bajar al profundo (…) {SIC}

Esta carta es ciertamente vivida, dando a entender a la Corte española la cruda problemática que existía en Yauyos, tanto en el aspecto político jurisdiccional, en la que Santo Toribio comentaba sobre la nula presencia española ya que “ningún prelado ni visitador ni corregidor jamás avía entrado”{SIC}; y en el aspecto vial, en el que indicaba que los caminos eran poco seguros para el tránsito y comercio, contando para ello su experiencia personal, que le pudo costar la vida cuando casi fallece desbarrancado en un abismo.

Respecto a este último tema he podido corroborar que luego de más de 400 años desde la visita de Santo Toribio los caminos han mejorado en cierta forma, ya que ahora hay pistas asfaltadas o afirmadas pero estas resultan ser muy angostas y peligrosas ya que en la zona existe un tránsito pesado regular, con los buses interprovinciales, la maquinaria de las minas, las camionetas, las cousters y demás medios de transporte. A todo ello se debe incluir la obstrucción en muchos tramos del camino por parte de ganado vacuno suelto, algo que debería ser tomado en cuenta por las autoridades locales y de la Región Lima.

Aunque en la actualidad están mejorando algunos tramos de la carretera este esfuerzo no comprende la construcción de una doble vía ya que solo ensancha unos cuantos centímetros de la carretera; logro efímero que solo resolverá los problemas de corto plazo. Considero que Yauyos será en unas cuantas décadas un verdadero emporio forestal por lo que la necesidad de tener una carretera digna es una necesidad apremiante para dicha provincia, a lo que se debe sumar el atractivo turístico que tiene.

Si les resulta tan oneroso hacer las carreteras, arreglarlas cada cierto tiempo, mejorarlas, ensancharlas, hacer una doble vía, etc. por qué no se ha pensado en invertir en la construcción de una vía férrea que comunique a todas las comunidades y poblados de la Provincia de Yauyos con Cañete, pareciera que en el Perú existe la tonta idea que carreteras es progreso moderno y se olvidan que la grandeza de Europa, Japón y los EE.UU. se ubica en sus modernísimas vías férreas que brindan comunicación y salida de la producción de las respectivas regiones, algo que debería ser imitado con prontitud por el Perú, esto impulsaría a nuestro país y a sus provincias al crecimiento, la riqueza y comunicación tanto tiempo añorado.

Espero que los cambios en el aspecto vial de Yauyos sean dados prontamente, ya que esta provincia los merece por su belleza natural, la riqueza de su geografía y la calidad de su gente; y recordando lo que dijo Santo Toribio de Mogrovejo con asombro sobre los caminos de esa zona: “caminos que parece subir a las nubes y bajar al profundo”{SIC}. No me queda más que decir que Yauyos es realmente un pedazo del cielo.

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