1/14/2010

¿QUIEN MATO AL EX DIRECTOR DEL PENAL DE CAÑETE, VASQUEZ CORONADO?

Revista CARETAS

Tres sonidos como si se destapasen corchos de champagne y un motor acelerado al máximo. La hija de Manuel Vásquez salió de la casa para ver qué sucedía y encontró a su padre caído sobre el asiento de la camioneta, sujeto con el cinturón de seguridad. La sangre manaba de su cabeza y goteaba sobre el asiento del vehículo. A los gritos de la chica se acercó una vecina y otra mujer, vendedora de pan en el modesto asentamiento humano de Canaán en El Agustino. Lo trasladaron hasta el hospital Bravo Chico y los médicos solo certificaron su muerte por tres disparos calibre 9 de Parabellum.

Todo comenzó cuando Vásquez pretendía iniciar la marcha conduciendo su vehículo y se le acercó una mujer como para preguntarle algo. Detrás de ella un hombre, de tez cetrina, algo grueso, estatura entre mediana y baja, sacó la pistola, aparentemente dotada de silenciador, y le descerrajó los tres disparos en la parte alta del cuello y en la sien. La pareja se retiró y a media cuadra abordaron un automóvil Tico donde los esperaba otro individuo.

¿Quién puede tener interés en asesinar al director de una cárcel?
Para empezar, la persona es lo importante. Vásquez Coronado, que comenzó en 1980 su carrera como chofer del director general del INPE y pasó por buena parte del organigrama, era un especialista en poner orden. Lo puso en los penales de Jaén, Cañete, Picsi, Sarita Colonia, Piedras Gordas y en el sistema de seguridad de la dependencia del INPE regional de Lambayeque.

En Castro Castro estaban peligrosos representantes del crimen organizado.

Se mencionó el nombre del narcotraficante Lucio Tijero pero más razones parecía tener un ex “destructor”. La hermana de Mamerto Henry Florián, “Cojo Mame”, Karina Juliana Florián López (27), fue intervenida a su ingreso en el penal el 17 de septiembre del 2008 por llevar oculta una bala calibre 9, y fue denunciada y recluida en Chorrillos hasta la variación de su condición de detenida por la de comparecencia restringida.

El propio ministro de Justicia, Aurelio Pastor, apuntó hacia allí. “Sabemos de dónde vienen los responsables del asesinato”, declaró. “Sabemos quiénes han sido... Hay elementos (del crimen) vinculados con el interior de los penales”.

Otra veta que explora la Dirincri es la de los mandos senderistas también recluidos en Castro Castro.

¿Por qué Sendero tendría razones de peso para apretar el gatillo?
Según informes de Inteligencia, el penal Castro Castro se convirtió en los últimos años en cuartel de coordinaciones con las facciones que todavía persisten en la lucha armada, aunque cada vez más confundidas con el narcotráfico (CARETAS 1977). En los últimos años el sangriento protagonismo recae en el VRAE, cuyas huestes son dirigidas por “José”.

En Castro Castro funcionaba un comité de dirección de Proseguir, el grupo que se inclina por la continuación de la lucha armada. Dos de sus miembros, Emilio Romero Mera y Miguel Atahualpa Inga, fueron liberados entre el 2008 y el 2009. Ambos son considerados cerebros políticos que podrían trabajar cercanamente a “José” (CARETAS 2095).

El nuevo director procedió de inmediato desde que llegó en septiembre del 2008. Primero, detectó y apartó del resto a Abel Ramírez Quijada, Antonio Bendezú Vega, Luis Álvarez Espinoza, José A. Argela Chiroque y José Flavio Zamora Pérez, dirigentes o cabecillas sentenciados por terrorismo, y a otros por delitos mayores. El 14 de octubre los presos fueron trasladados a otros penales como Piedras Gordas (13 de ellos), Huaura (6), Huacho (6) y Cañete (6).

También desarticuló una escuela de adoctrinamiento senderista que actuaba bajo la cubierta de la conocida academia César Vallejo y con instructores sentenciados procedentes de allí. Al comunicarle a Vásquez que en la “academia” se había encontrado una carta del camarada “Artemio” e iconografías de Abimael Guzmán, éste encaró al senderista Manuel Jerson Rengifo Guerra de la columna del Huallaga. Frente a él y los demás Vásquez rompió la iconografía de Guzmán y rasgó una banderola roja.

Después distribuyó a los menos involucrados entre los demás pabellones. Finalmente sometió a todos los internos al mismo régimen y mezcló, equilibrando, a los internos por terrorismo y a los denominados “comunes”.

A consecuencia de ello empezaron a alcanzarle amenazas, principalmente procedentes de Piedras Gordas. Así las cosas, a Manuel Vásquez le fue ofrecida seguridad que no aceptó.

Aunque no sean dos crímenes idénticos, el asesinato recuerda al de Miguel Castro Castro, director del penal El Frontón, victimado el 24 de octubre de 1985 y con cuyo nombre se bautizó al centro reclusorio de Canto Grande. La mañana de su muerte se alistaba a llevar a su hijo menor al colegio. Lo abordaron una mujer portando una canasta y un hombre que sacó una pistola de la cesta que la mujer llevaba y le descerrajó dos balazos, en el tórax y en la cabeza. El niño corrió escaleras arriba y Castro Castro, tras rodar hasta el piso bajo, fue recogido y auxiliado por el chofer quien, después de arrojar desde dentro del vehículo un cartucho de dinamita que habían dejado encendido los asesinos, lo cargó hasta el hospital Loayza donde llegó cadáver (CARETAS 874).

De nuevo, estas semejanzas, y particularmente la presencia de una mujer, no pueden llevar a descartar a estas alturas de las investigaciones el móvil de los delincuentes comunes. Solos o en alianza con los senderistas.

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