4/03/2013

EL FREJOL COLADO DE LA ABUELA EN SAN LUIS DE CAÑETE QUE YA NADIE PROBARA

 Semana Santa era sobretodo el frejol colado que nos tocaba junto con mi hermano. En ollitas o tasas pequeñas espolvoreado de un crocante ajojolí era nuestro pequeño botín repartido en partes iguales por mamá y que comias con cucharas soperas y embadurnando panes y galletas.

La abuela Elsa lo había elaborado, durante horas de horas, a leña entre los chismes de doña Aleja y doña Rosa, sus hijas, las travesuras de los nietos que más que nada molestabamos exponiéndonos al asfixiante calor de la leña que nos hacía arder los ojos y lagrimear y moquear.

Un kilo de frejol por un kilo de azucar rubia es lamentablemente lo poco que me acuerdo de la receta, leche condensada y muchas horas de elaboración moviendo con cucharon de palo no solo la burbujeante lava marrón sino también los recuerdos y con ellos afianzando los lazos familiares.

Hoy doña Elsa ya no puede volver a darnos ese riquísimo tesoro negro, compramos colao pero ya no tiene el sabor de familia, de lo tuyo. Se perdió la tradición de esa forma de prepara frejol en mi familia.

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